lunes, 20 de mayo de 2013

Con tacones de punta

Por Julián Lescano


Sebben DT
Federico Sebben y sus dirigidas
Argentina es país futbolero por excelencia. En toda su extensión se respira, se siente y se vive fútbol. Y dentro de ese país apasionado por este deporte, está Rosario. Reconocida por propios y ajenos como la ciudad más futbolera de todas. Una ciudad prácticamente dividida en dos, pero que la mantiene unida la pasión por la redonda. En esta ciudad, miles de hinchas disfrutan de la locura compartida que genera el fútbol, y eso está a la vista de todos. Basta con caminar por sus calles para ver camiseta, gorro, bandera o vincha que distinga a unos de otros. En cualquier plaza, parque, calle, vereda o rincón que lo permita, hay alguien pateando una pelota o algo que oficie de balón. Pero la novedad es la inclusión del mundo femenino en este ambiente machista. Si bien es muy común ver mujeres alentando en las canchas, hoy es cada vez más común verlas en acción, corriendo atrás de la caprichosa. El fútbol femenino ha crecido exponencialmente en la ciudad desde hace unos años. Sobre todo en el ambiente amateur, con la creación de varios torneos amistosos, como Viva Las Chicas y Fem Fútbol que respondieron a una demanda que, si bien no era masiva, existía. Este fue el puntapié inicial del apogeo que goza el deporte por estos momentos, muchas chicas que al principio no se animaban, siguieron el ejemplo de las primeras valientes y también se sumergieron en el mundo de la N°5. Federico Sebben es el director técnico de “Fisura”, un equipo que debutó este año en el torneo amateur Fem Fútbol y milita en la tercera categoría. En su primera experiencia a cargo de un plantel, el entrenador se vio gratamente sorprendido por el nivel de juego de algunas jugadoras. “He visto partidos de la A y hay chicas que juegan muy bien. A medidas que bajan las categorías, obviamente que el nivel también va bajando pero no es malo”, confesó. En la charla con Deporte Semanario, Sebben destacó además el compromiso de sus jugadoras con el entrenamiento, a pesar de que la mayoría concurre a la facultad: “Es impresionante la seriedad que le ponen. En mi equipo, las chicas se juntan varias veces a la semana a entrenar. Ahora con el tema de la facultad se les complica un poco, pero tienen un día fijo en el que tratan de ir todas y después tienen un par de días que se juntan las que pueden y van a correr”. Es evidente que las ganas y las sensaciones despertadas por este deporte pueden más que los dolores musculares o los contratiempos. Cada vez más chicas ajustan sus horarios para poder tener un poco de contacto con la pelota. Julieta Manavella tiene 23 años y está finalizando su Licenciatura en Kinesiología. Cuando llegó desde Venado Tuerto a la ciudad, en 2008 para estudiar, también descubrió en Rosario algo que siempre buscaba y no podía encontrar: una escuela de fútbol femenino. Apasionada del ‑­ deporte desde chica, Julieta siempre jugaba al fútbol con sus hermanos y primos, pero ya más grande se dio cuenta que era algo que quería hacer de verdad. Así fue como averiguó y se anotó en la escuela de fútbol femenino del Complejo del Parque, que recién daba sus primeros pasos. Manavella fue de las primeras que se animó a practicar el deporte que hoy practican muchísimas. “Yo fui a los 18 y no me imaginé la cantidad de gente que iba a haber. Al principio eran muy pocas las chicas que iban, y después empezó a ir cada vez más gente”, contó en su dialogo con Deporte Semanario. Por ofrecer más flexibilidad en los horarios y distintas exigencias que dan mayor lugar a la diversión, son muchas las chicas que encontraron en la pelota de fútbol el reemplazo ideal para los balones de handball y volley o la bocha de hockey. “Hay gente conocida por mí que jugaba al Volley o Handball y que hoy en día me las cruzo en el Fem Fútbol”, expresó Manavella. De todas maneras, la diversión queda relegada cuando se juega por los puntos. No importa el sexo, cualquier persona que compita en lo que sea quiere ganar y las chicas no son la excepción. A pesar del amateurismo y del clima amistoso de los torneos, los partidos no son para ‘ladies’, sino para chicas con hambre de victoria. “Jugué Fem Futbol el año pasado. La primera mitad del año jugamos en la B y la verdad es que había mucha competencia. Algunas van a divertirse y otras no, pero hay mucha competencia. Después ascendimos a la A y hubo aún más competencia, incluso peleas y todo”, manifestó Julieta, que también compite en un torneo interfacultades. Ya es indudable el crecimiento y la masificación del deporte pero, más que nada, es evidente el cambio de paradigma con el fútbol y las mujeres. “Desde chica hice todos los deportes que se te ocurran. Antes no se jugaba al fútbol por eso mi familia nunca me llevó, era un ambiente totalmente distinto al de hoy en día”, destacó la jugadora. Por suerte para las chicas esos días de preconceptos machistas quedaron atrás. Y gracias a su esfuerzo por derrumbarlos, Rosario se afianza como la ciudad más futbolera del país, sustentada ahora también por mujeres, que no sólo alientan desde la tribuna sino que también transpiran la camiseta.

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