lunes, 6 de mayo de 2013

La salud está de moda

Por Julián Lescano
Ivan Raczkowski en competencia

Desde un tiempo a esta parte, el interés de las personas por su estado físico ha ido en aumento. Ya sea por razones de estética, salud, entrenamiento o simplemente placer, es cada vez más común salir a correr. Y esto es un efecto que se ha producido en todas las franjas etarias de la sociedad: jóvenes, jóvenes adultos, adultos y personas mayores. Todos se hacen un lugarcito en su rutina diaria para hacer “footing” o “running”. Este cambio en la sociedad, ha producido una especie de efecto dominó. O, mejor dicho, como se dice en los negocios, una relación “demanda – oferta”. Es que como tanta gente encontró en el running la posibilidad de mantenerse activo, de ejercitar y cuidar su salud, surgió la necesidad de llevar la disciplina a un escalón un poco más alto. Comenzó así la aparición de competencias de recorridos cortos, como las de 5 y 10 kilómetros, que se volvieron muy populares entre los aficionados. Si bien en Argentina el atletismo es amateur, el running es como la parte más amateur dentro de las carreras pedestres. Es decir, quienes lo practican son personas comunes que tienen trabajo o estudian y que salen a correr porque les gusta. Por ello las carreras cortas se volvieron tan populares. Además, sirven como introducción para aquellos aventureros que se animan a correr 21 kilómetros y, tal vez más adelante, una maratón. Iván Raczkowski es un estudiante de 24 años que disfruta mucho salir a correr que hizo del running su pasatiempo preferido. En diálogo con Deporte Semanario, el futuro licenciando en ciencias de la computación, contó: “Generalmente trato de correr después del mediodía, cuando tengo tiempo, o sino a la tarde-noche. Me adapto según los días cuando curso en la facultad”. En estos días, Raczkowski se encuentra preparándose para la Media Maratón de la ciudad de Rosario, que tendrá lugar el próximo 15 de mayo. Obviamente, su entrenamiento no es el ortodoxo de un maratonista, sino que se las arregla como puede. “Tengo un plan de entrenamiento bastante adaptado. Trato de correr de tres o cuatro veces por semana. Hago dos o tres carreras de 5 a 6 kilómetros, cortas, y trato de hacer una de 10 o más. Pero nunca corro más de 30 minutos”, explicó. La diferencia de esta práctica con otras es que, además de ser un complemento para la mayoría de los deportes, no exige muchos requisitos para llevarla a cabo, solamente se necesita un par de zapatillas, un rato del día y, como en todo, muchas ganas. El running es recreativo y no requiere de horarios estrictos ni de indumentaria específica. Alexis Mayer es un corredor de 25 años que trabaja en un local de ropa y que, a pesar de los horarios de trabajo, siempre encuentra tiempo para entrenar. En su charla con Deporte Semanario comentó: “Tengo horarios rotativos. Y salir a correr está, más que nada, adaptado a mi trabajo. Entonces el día que trabajo a la tarde trato de salir a la mañana y cuando trabajo a la mañana entreno a la tarde”. ‑­Para Mayer “correr es algo que realmente ayuda” porque uno siente que está saludable, que es algo que hace bien. Y piensa que “es un incentivo que te lleva a hacerlo todos los días”. El joven empleado contó además que su entrada al mundo del running tuvo un disparador algo particular. “Entre otras cosas, empecé por un libro que leí que se llama ‘De qué hablo cuando hablo de correr’, de Haruki Murakami, un novelista japonés, que me entusiasmó. Fue algo que empecé probando, me terminó gustando y se terminó haciendo una parte de mi vida”, confesó. Evidentemente eso es algo que pasó con la mayoría de la gente. Sin importar cual haya sido el disparador o el motivo por el cual se acercaron al running, es visible que se ha hecho parte de la vida de la mayoría. Hoy es de lo más común cruzarse en la calle con gente que sale a disfrutar de esta saludable activad física al aire libre. Sin importar edad, religión o sexo, el running está ahí para quienes se animen, para todos por igual.

Raggio: “Estamos donde muchos quisieran”

Por Rodrigo De Moya

El ex referente de Newell’s, Gustavo Raggio, se mostró sin filtros a la hora de analizar el presente del actual plantel, su comparación con el equipo campeón del 2004 y el accionar de Gerardo Martino dentro de la institución leprosa, aseguró que “marcó un estilo de juego” y adelantó que “va a hacer historia”. En la charla brindada, el nacido en Villa Constitución puso sobre la mesa dos realidades que les tocaron vivir a la institución del Parque y que fueron totalmente distintas. El arribo del Tata marcó sin dudas un antes y un después en la historia y en la forma de encarar cada partido, volcando toda su experiencia como entrenador y jugador en el campo de juego. “Me parece que la era Martino marcará a fuego la historia futbolística del club”, enfatizó. El ex zaguero volvió a elogiar el accionar del actual técnico antes de brindar un panorama general de la historia que le tocó vivir dentro de la institución y la que pudo analizar desde afuera. “Estoy convencido de que el Tata va a lograr hacer historia. Newell’s está volviendo a adquirir lo que es el sentido de pertenencia, al querer estar en un lugar donde muchos quisieran estar, se está por dar un golpe que va a enriquecer la historia del club”, aseguró. Gustavo Raggio integró el plantel que salió campeón de la mano de Marcelo Bielsa en 1991, en la cancha de Boca Juniors. Luego de esa hazaña el club tuvo varias oportunidades para poder repetir el título, pero esto no se vio concretado sino hasta el 2004, cuando de la mano de Américo Rubén Gallego, quien se hizo cargo del plantel en un momento crítico para la institución, se consagró finalmente campeón. Esta serie de acontecimientos tiene de alguna forma una semejanza con el difícil marco institucional y deportivo en el cuál asumió el técnico leproso. “Más allá de que el campeonato es el mismo, la Copa (Libertadores) es parecida, parece que desde lo deportivo son dos cosas diametralmente opuestas. Los campeonatos anteriores fueron en base a un grupo de jugadores hechos y derechos formados en el club”, relató Raggio. El ex jugador rojinegro basó su comparación en las personalidades que formaban el último plantel ganador en el Torneo local, y declaró: “Más allá de que el equipo campeón del Tolo tenía al Negro (Sebastián) Dominguez, a (Germán) Colorado Ré, (Luciano) Tano Vella, (Iván) Memo Borghello y a (Ignacio) Scocco, el grueso que jugaba en el plantel no eran nacidos en el club. Salir ganadores es único e irrepetible, yo como hincha lo veo más parecido al Newell’s de 1991 o 1992 que a toda la era nefasta de (Eduardo) López”. Raggio remarcó el prestigio de los foráneos en la última conquista leprosa. “Me parece que NOB en su momento encontró en Rubén Capria, en (Julián) Maidana y en Justo Villar a tres tipos que, más allá de no haber salido de nuestras divisiones inferiores, entendieron lo que queríamos los hinchas y de qué forma se tenían que comportar los jugadores. Ellos nos llevaron a ganar un campeonato, ‑que no es poco”, destacó. En este sentido, al referirse a algunos de los actuales referentes que cuenta el plantel rojinegro, Raggio aseguró que “Sebastián Peratta, Diego Mateo, Lucas Bernardi, Victor López y Hernán Pellerano son quienes tienen peso para llevar adelante a los juveniles que integran al plantel”. Sin embargo, destacó como “verdaderos hinchas del club, ya que realmente sienten el peso de la camiseta” a Bernardi y a Mateo quienes, a modo de referencia por su trayectoria, le brindan “una burbuja protectora de contención al semillero leproso”, aislándolos de las presiones de la sociedad futbolera. “Hoy Newell’s vuelve a intentar tener en el plantel profesional a la mayoría de jugadores de la cantera, nacidos en el club –subrayó Raggio-. Los que son traídos de afuera no son elegidos al azar, se hace un análisis, aparte de jugar tienen que ser escuela de fútbol, maestros de nuestros jugadores”. Para finalizar, el ex campeón, quien sigue ligado al club entrenando las divisiones inferiores, contó que decidió retirarse de la institución en 1996, por mantener continuas diferencias en cuanto al manejo futbolístico con el Presidente de turno, Eduardo López. “Ser el capitán del plantel me daba una responsabilidad aparte, que fue la que generó mucha fricción con el mandamás”, finalizó Raggio, lo que terminó acelerando que abandone la institución.

Del entusiasmo al ocaso

Por Federico Aubets

La película del 2010 volvió a repetirse. Central Córdoba descendió a la C y volvió a caer en el pozo más profundo de su historia. La institución de barrio Tablada cometió severos errores a lo largo de la temporada que desencadenaron la pérdida de la categoría. Ahora deberá participar de una divisional que no es acorde a la historia futbolística del Charrúa. El delantero Alejandro Fiorina y Nicolás Canessa, ex integrante del plantel durante la temporada pasada, analizaron el difícil momento que le toca vivir al Matador. En Central Córdoba las cuatro patas de la mesa estuvieron averiadas: dirigentes sin una visión clara de futuro, entrenadores sin respaldo, jugadores que no estaban al día con los sueldos y la barra charrúa que apretó en la adversidad. Por estos motivos la continuidad del club rosarino en la B Metropolitana era una utopía. Los protagonistas que vivieron en carne propia este amargo presente no pusieron excusas y fueron realistas para definir lo que sucedió. “Descendimos por muchísimos motivos, sin duda que las cosas se hicieron mal desde un principio pero la pudimos llevar lo más lejos posible”, expresó el Flaco Fiorina, que señaló que no ganaron cuando tenían que hacerlo. La mala campaña del conjunto de zona sur habla por sí sola: obtuvo menos del 30 por ciento de los puntos en disputa. El jugador surgido en las inferiores de Estudiantes de la Plata aclaró que no se reprocha “absolutamente nada” y que solamente es discutible el partido que perdieron contra Tristán Suarez. Al mismo tiempo indicó que sintieron que la situación era irreversible cuando se suspendió el partido contra Los Andes en el Gabino Sosa a los 30 minutos del segundo tiempo. Por su parte, Canessa relató como vivió desde afuera este nuevo descenso y se puso en la piel de sus antiguos compañeros: “Tengo amigos dentro de ese plantel y pienso que algo ha fallado. No sé si la comisión directiva, pero hay algún responsable”. Y agregó: “La verdad que es una pena porque es un club que se merecía estar en la B Metropolitana, y más habiendo conseguido el ascenso pasado. Volver a la C no es lo más agradable”. El ex lateral charrúa formó parte del plantel que consiguió el ascenso el año pasado, por eso reveló su malestar. “Hay que analizar en frío las circunstancias, el porqué y quiénes son los responsables. El trabajo realizado la temporada anterior había sido muy meritorio y haber regresado a la C un año después no es muy lindo”, afirmó. La imposibilidad por parte del plantel de percibir sueldos en tiempo y forma es una constante que se repite en Central Córdoba en los últimos años, lo que genera que muchos jugadores no quieran llegar a la institución. “Más que poner todo, se llevaron todo, empezando por nuestro logro y sacrificio, siguiendo por lo que más nos pertenece”, disparó Fiorina. El caso más escandaloso ha sido el premio que no recibió el plantel por haber derrotado a Rosario Central, en febrero, por la Copa Argentina. “Con lo que nos deben a nosotros, al haber ganado ese partido le pagamos parte de la deuda que ellos tienen con AFA, por eso el cheque nunca lo cobraron, porque la Asociación del Fútbol Argentino se lo quedó como parte de pago por lo que le deben”, sentenció. Y añadió: “De esta manera les pagamos la deuda, le abonamos el doble para que se lo lleven”. Por otro lado, la barra brava del club presionó en varias ocasiones al plantel a lo largo de la temporada y eso generó malestar en el entorno de los jugadores. Hasta el propio Fiorina reconoció que ya están acostumbrados a las intimidaciones por parte de los inadaptados. “Es un inconveniente que no se haya podido erradicar a este gente, que no es hincha del club y le hace daño”, aseguró Canessa. Además, el también ex jugador de Tiro Federal afirmó que “es lamentable que en el fútbol argentino haya que convivir con gente ignorante que utiliza la violencia”. A su vez el odontólogo manifestó que “es repudiable que hayan amedrentado a estos jugadores que han dejado la vida y todo lo que tienen”. Asimismo sostuvo que la gente que verdaderamente quiere al club lo sufre como los integrantes del equipo, que querían quedarse en la categoría. Más allá de los lamentos, el futuro inmediato del Charrúa será pensar en la próxima temporada que lo tendrá como protagonista de la Primera C, y quiénes serán los actores que defiendan la camiseta del matador. El delantero aún no definió cuál será su destino: “El club es hermoso pero la gente que está adentro me saca todas las ganas”. Por su parte, el lateral derecho reveló que es complicado su regreso por Tablada: “Estoy ejerciendo mi profesión en Sport (club de la liga cañadense), donde me abrieron las puertas, y estoy muy bien”.

El método de Echesortu

Fredy Navarro y Guillermo Siegel hablaron de cómo se trabaja con los chicos de muy poca edad en el basquet infantil

Por Darío Chiappello

El Club Echesortu de Rosario es una institución muy prestigiosa de la ciudad que a través de los años ha logrado ser muy importante para el deporte local. Especialmente en el basquet, donde es siempre uno de los clubes a vencer. Mucho se debe al gran trabajo de formación que tiene una importancia vital. Al respecto, los entrenadores de basquet infantil Fredy Navarro y Guillermo Siegel contaron sus métodos de entrenamiento y brindaron sus opiniones sobre temas importantes en la enseñanza del deporte. Navarro comenzó por mencionar la metodología de reclutamiento de los chicos. Respecto a esto dijo: “El reclutamiento se empieza por volanteadas, con afiches, invitando a chicos que vienen a la escuelita de basquet y por intermedio de ellos se organizan encuentros de amigos para reclutar chicos y también de boca en boca”. Además agregó que a principio de año el club trata de incorporar chicos en las escuelas adyacentes y que “es una forma de atraer chicos a la escuela de basquet”. Acerca de la forma en que se trabaja, el entrenador comentó: “ Uno trata de inculcar que el resultado quede como algo secundario. Se trata de lograr un buen desenvolvimiento en la cancha y el respeto mutuo, lo más importante es que ellos se diviertan y aprendan jugando. El aprendizaje se da de acuerdo a las características que tiene cada uno, a la atención, a la constancia de venir al entrenamiento. Cuando hay constancia, voluntad y ganas de aprender, los fundamentos se adquieren rápido”. A su vez Siegel explicó: “Trato de orientar a lo que es educación física infantil y a desarrollar las capacidades comunes y no centrarme tanto en el basquet”. También aclaró que es un trabajo de día a día y que se comienza por trabajos sin la pelota para después lograr controlar el balón, y de acuerdo a las posbilidades de movilidad, tratar de enseñar los fundamentos. Con respecto al posicionamiento dentro de la cancha, manifestó que hace hincapié en los roles que tienen cada uno y que cuando se tiene la pelota hay que pasarla y cuando no, tratar de conseguirla pero evitando el contacto físico. En tanto Navarro sostuvo que se tiene que trabajar de una forma muy global y “cuando el chico tenga su crecimiento máximo ahí va a elegir a dónde va”. “Pero mientras sea en la etapa formativa, que es hasta los quince años, tiene que saber desenvolverse en todos los puestos”, agregó. Pese a la importancia del aspecto físico en el deporte, Navarro piensa que debe trabajarse a partir de los catorce años, porque cree que es más importante que el jugador adquiera los gestos técnicos. Y añadió: “Yo prefiero que aprendan a dominar su cuerpo y manejar las dos manos antes que tengan un buen estado físico. De qué me sirve tener un jugador de 12 o 13 años que tenga un excelente estado físico y no sabe usar la mano menos hábil”. Por último Siegel declaró que la concentración de un niño hacia un deporte es poca porque se prefiere la diversión. “Es normal que los chicos a veces se dispersen, o que los que tienen de 4 a 6 años no tomen el basquet en serio. Ellos lo toman como venir a jugar”, concluyó.

El arbitraje desde adentro

Hernán Sánchez, árbitro del baby rosarino, contó acerca de sus experiencias personales y opinión del nivel de la ciudad

Por Manuel Arriete

El arbitraje es una profesión que se podría catalogarse como una de las más odiadas a nivel mundial. Pero lo que la mayoría de las personas consideradas futboleras no ve, es la pasión que sienten ellos al estar dentro de una cancha e impartir las reglas de juego de la mejor manera, sabiendo que si se equivocan se les puede generar un problema, por tan sólo un juego. Es por eso que Hernán Sánchez empezó a dirigir nada más y nada menos que a los 38 años, “acordándose”, después de mucho tiempo, que ésa es su verdadera vocación. Seguramente los árbitros sufren distintos tipos de acoso dentro y fuera de una cancha de fútbol, pero eso no significa un obstáculo para estar cada fin de semana presente y hacer lo que saben hacer mejor. Por eso Hernán Sánchez contó: “Después de 18 años me di cuenta de que podía llegar a ser árbitro. Elegí el colegio de de la cooperativa de Rosario y empecé el año pasado dirigiendo los chicos del baby junto con asistentes”. Dirigir a los más chicos probablemente deje de lado los problemas con los jugadores, pero hay otro punto negativo, que son los padres. Pero no hay que meter a todos dentro de la misma bolsa, porque sólo son algunos los disparatados que protestan por cualquier jugada y sin dudas manchan al deporte. Ante esto Sánchez afirmó que “los insultos quedan adentro de la cancha y si se puede se charla en el vestuario”. Además agregó que “aquel que empezó en el arbitraje del baby y no discutió con ningún padre, hoy no está dirigiendo”. El nivel del arbitraje es un tema que recurre en todo tipo de charlas, ya sea a nivel nacional o local. Es un punto de constante crítica en el cual Sánchez opinó que “hay varios jóvenes, compañeros de 15 y 16 años que están haciendo el curso nacional de árbitro y pretender dirigir a ese nivel algún día”. Hablando más de aquellos referees que están asomando se refirió a Gustavo Lesner, otros que ya imparten justicia en el fútbol como Sergio Pessota y Saúl Laverni y otros que ya dejaron de dirigir, como es el caso de Claudio Martín. Justamente con Lesner, el árbitro posee una buena relación de amistad y se dio el lujo de contar una anécdota: “Un día me crucé a Gustavo Lesner entrenando en el parque Scalabrini Ortiz. Le dije 'hoy nos venimos a encontrar en la misma posición', a lo que Lesner me respondió: 'Justamente te estaba buscando, solamente para que vengas a dirigir'”. Sin dudas que impartir esta profesión tiene puntos positivos y negativos, pero Sánchez rescata solamente aquellos aspectos a favor, que son el hecho de conocer personas nuevas, formar amistades, enterarse de otras formas de vida y de historias que son irreproducibles. Y, sin embargo, seguir dirigiendo. Por último el árbitro del baby rosarino habló de su experiencia personal, y sostuvo que si pudiera volver el tiempo atrás hubiese empezado a dirigir a los 18 años. Y remarcó: “Se tiene que empezar de chico en esta profesión, porque para ser árbitro nacional necesitás una edad máxima de 25 años, y sino lograste debutar no sos nadie”.