lunes, 26 de agosto de 2013

Lo que nadie te contó del partido solidario

     Personalidades del fútbol, espectáculo y periodismo se unieron para ayudar a los afectados de la tragedia ocurrida en la ciudad de Rosario

Por Germán Casagrande

Los socios que acabaron con la dictadura de López


(Por Federico Aubets) Participar, involucrarse y luchar por una causa justa es el motor que impulsa a aquellos que buscan cambiar la realidad de un club, un barrio o un país. Y adquiere más relevancia cuando el panorama se presentaba complicado y poco alentador. Ese fue el caso de la dictadura de Eduardo López al mando de Newell’s Old Boys, una persona que usó a una institución como si fuese de su propiedad, sin ningún tipo de control, imponiendo el terror con sus matones, bajo el amparo de los distintos poderes que conforman al Estado. Y si se habla de resistencia a este gobierno de facto, es inevitable hacer referencia a los Autonconvocados, un grupo de hinchas que encabezó la lucha por la recuperación de la democracia en el club. Lucio Acuña y Federico Ripani, dos militantes que fueron partícipes de la movida desde el primer momento, relatan con lujo de detalles cómo fueron los inicios, las marchas y la nueva etapa de recuperación iniciada en diciembre de 2008.
La agrupación surge en el 2007, producto del cansancio de un montón de hinchas por la ausencia de elecciones, el cierre de las instalaciones, la falta de vida social y de transparencia”, señaló Acuña, quien fue la cara visible de ese movimiento y que ahora está a cargo de las actividades amateurs del rojinegro. Y agregó: “La primera marcha se hizo efectiva el 26 de septiembre del 2008 en Moreno y Córdoba, ese fue el arranque  ­para afianzar los vínculos que se habían generado, que la gente se viera cara a cara y codo a codo”.
Ripani, por su parte, contó que las primeras reuniones se desarrollaron en bares y que en la primera marcha que se concretó en octubre de aquel año eran apenas unos 15 o 20 hinchas. “Nos intercambiamos los mails y se hizo una cadena de correos, al principio hubo mucha desconfianza porque uno no sabía quiénes eran los otros con los que estaba compartiendo la información”, resumió el ex integrante de Autoconvocados.
A su vez, Acuña destacó el rol que jugaron en ese tiempo las nuevas tecnologías de internet, que todavía no habían alcanzado su apogeo. “La gente empezó a concentrarse a través de las redes sociales más usadas en ese momento como los blogs, foros, fotologs”, sintetizó.
Ripani por su parte, fue más a fondo y valorizó aún más el papel que jugó internet para lograr unir esfuerzos detrás de un mismo reclamo. “Autoconvocados nació a través de las

Una leyenda que todavía no termina de enseñar


                                         (fuente: www.casildaya.com)

(Por Marcos Loreto) Un hombre vinculado cien por ciento al básquet. Un entrenador con 35 años en su profesión, con más de una docena de equipos en su hombro y con un buen paso por la Liga A, la más importante a nivel nacional. Un señor amable y sin ruedos, que cuenta cómo fueron sus inicios en el básquet, algo que viene de generación en su familia. Edgardo Venturi, que ya prometió que no dirigirá más básquet, hoy tiene su equipo en los cursos que dicta en los niveles uno, dos y tres de ENEBA, Escuela Nacional de Entrenador en Básquet de Argentina.
- ¿Cómo fue Edgardo Venturi como jugador?
- Dicen que en las generaciones sale uno bueno, uno malo. Mi viejo fue muy bueno, le tocó llegar a un campeonato mundial, y a mí me tocó ser de los malos. No es que era malo, lo que pasaba era que no me gustaba entrenar, o sea me encantaba jugar al básquet. Empecé de muy chiquito en Peñarol de Elortondo, después nos vinimos para Rosario y jugué en Entudiantil, Unión y Progreso, y luego en Gimnasia y Esgrima. Debuté en primera con 15 años, y comencé a dirigir a los 25 años.
- Una carrera corta como jugador, ¿cómo la experiencia de pasar a ser entrenador?
- Muy buena, la verdad no hubo problemas, mucho respeto. Arranqué en Gimnasia. Yo era jugador de ahí, el entrenador dejó el cargo y, como yo estaba estudiando el profesorado de educación física, agarré como técnico. De ahí me fui a Melincué, luego a Newell’s y varios equipos de la ciudad, entre ellos Provincial en la Liga A.
- ¿Cómo fue dirigir a un equipo de Rosario en la liga más importante del básquet?
- Me encantó. Por supuesto que tenés que atender otras cosas. Pero, para citar un ejemplo, Bill Grean, un entrenador norteamericano, dice que el básquet es siempre igual, solamente cambia que, en ligas más importantes, es más fuerte y más rápido. Pero que la esencia del básquet es siempre igual. Es lo mismo entrenar en Estudiantil o en la NBA, sólo que acá saltan más alto, corren más rápido, pero en sí el deporte es igual. Y en Provincial lo que pasó fue que hubo cambio político, y con ése cambio vino otro entrenador.
- ¿Cuál fue tu recorrido por los equipos que dirigiste?
- Uf... Bueno ya te nombré algunos, pero quedan María Juana, Maciel, Gimnasia, Náutico, Alumni.
-¿Por qué decidiste dirigir siempre equipos de Rosario y la zona?
- Eso es muy importante, porque sí es verdad: una vez me llamaron de Puerto Madryn para dirigir Liga A. Me dijeron que me mandaban los pasajes un jueves y que el viernes tenía que estar dirigiendo. Tuve tres días para evaluar. Pensé todo lo que uno deja y el cambio de vida. Yo no creo que el básquet dé para vivir bien. Porque uno puede ser campeón de Liga y demás, pero una vez que eso se corta, tenés que vivir un tiempo con lo que ganaste antes. Finalmente decidí que mi vida es básquet y educación física.
- ¿Prevalece la cercanía con sus familiares que el hecho de dejar todo por el básquet?
- Sí obvio, para tener una seguridad, una estabilidad, que el básquet no te la da. Ni los mejores entrenadores del país. El ejemplo es León Najnudel, creador de la Liga, que con lo que ganaba lo único que podía hacer era viajar a otros lados, y de ahí nada más.
- En Rosario, ¿cómo es el tema laboral y económico?
-No creo que en Rosario haya problemas de ese tipo. A mí siempre me han pagado bien. Lo que me cansó en Rosario fue el permanente contacto con los jugadores y sus problemas. Imaginate 35 años de profesión y siempre ayudando a mis jugadores en sus problemas, porque yo me manejo así, quizás otros no le dan importancia.
- Si hay que contar qué está haciendo Edgardo Venturi hoy, ¿qué se puede decir?
- Hoy lo que hago es dar clases en ENEBA. Hoy mi pasión está en poner un granito de arena y tratar de ayudar a los que después serán formadores de entrenadores. Y estoy totalmente volcado a lo que hago, con objetivos, tengo ganas. Creo que esta es una vía para poder hacerlo y lo disfruto mucho.
Esas fueron las palabras de Edgardo Venturi, un veterano que pasó por el básquet rosarino y que hoy no abandona el deporte, ya que hace lo propio dictando cursos para entrenadores de Rosario y la zona.

El hombre de los desafíos


(Por Federico Aubets) Es difícil encontrar en el mundo del fútbol un protagonista que tenga la seguridad que expresa Federico Arias a través de sus palabras cuando hace referencia a sus modos de ver la vida y el deporte. Su experiencia en el fútbol internacional y su formación educativa le han aportado herramientas para hablar con conocimiento de aquellos temas que trascienden lo que sucede dentro del perímetro del campo de juego.

Federico Arias jugó en muchos equipos y vivió en varios países, pero una de las cuentas pendientes que tuvo como jugador fue no haber podido retirarse con la camisa de Rosario Central, el club de sus amores. “Siempre fue mi sueño, y aún teniendo edad para jugar, porque tengo 34 años, considero que estoy afuera del circuito futbolístico y mi aporte tendría que ser desde otro lado”, reflexionó Torpedo.

En Arroyito vivió buenos momentos y asimismo cosechó amistades. “Laureano Tombolini es el jugador con quien mejor relación tengo, también con Juan Pizzi, Luciano Figueroa y Paulo Ferrari”. También las tiene en el Parque Independencia: “El padrino de mi hijo  ­
Franco es Damián Manso, tengo contacto con Lucas Bernardi, Maxi Rodríguez, los hermanos Crosa, Iván Gabrich y Jorge Priotti”.

Sin embargo no todo es color de rosas en la vida del jugador: Arias explicó con precisión cómo asimiló su retiro del fútbol. Siempre supo quién era y de dónde venía, por eso ese proceso no fue tan traumático en su caso personal. Tan bien lo comprendió que hoy incursionó en el periodismo y está dando sus primeros pasos como entrenador en un equipo de la rosarina.

-¿Cómo es para un jugador de fútbol tomar la decisión de dejar la actividad?

-Es complicado. Cuando uno llega a la barrera de los 30 años va tratando de hacerse la cabeza de otra posible actividad. Es algo que se trabaja con psicólogos deportivos, se charla mucho en familia y se toma una decisión en los momentos en los que uno considera que todavía está en un buen momento y es mejor que uno termine dejando la carrera y no que ésta te termine pidiendo el retiro.

-¿Tenías ganas de dejar el fútbol o lo tuviste que hacer a duras penas?

-Yo considero que aún tenía mucho para dar porque me retiré a los 30 años y me quedaban cuatro o cinco años más seguro. Estaba jugando afuera del país y me vine para Argentina, la familia fue un factor que incidió mucho ya que mi familia vivía acá, incluidos mis hijos, y yo estaba viviendo solo afuera del país, por eso me radiqué de nuevo en la ciudad de Rosario.

-¿Es complicado salir de la vida de los hoteles y viajes y volver a la vida común de la calle?

-Nunca me puse el cartelito de futbolista o de tipo conocido. Al contrario, traté de mantener un perfil adecuado al nivel social donde uno se mueve. Obviamente el estar viajando mucho y tener contacto con gente muy importante del fútbol, hace que uno tenga acceso a distintas cosas, que no las tiene el común de la gente, pero tuve los pies sobre la tierra porque la vida continúa y el fútbol acaba. Siempre me moví de la misma manera y nunca crucé de vereda.

-Jugaste en muchos países como Inglaterra, Italia, Perú, Chile y Venezuela. ¿Qué cosas rescatás de tu paso por aquellas tierras?

-La experiencia cultural que me sirvió para manejarme en mi vida, el haber tenido la chance de haber jugado en tantos lugares, donde a nivel social, económico y político se viven cosas diferentes, uno va enriqueciendo ideas, sumando perfiles y eso es útil para que uno se forme para lo que viene después del fútbol, más allá de lo deportivo. Haber jugado la Premier League, la liga más vista del mundo, me sumó mucha experiencia y riqueza en lo deportivo. Yo a mi vida la considera bastante amplia para sólo quedarme con lo futbolístico.

-¿Cómo te sentís en esta nueva función de participar en programas televisivos y radiales?

-Muy cómodo, por el hecho de no haber estudiado periodismo. Creo que me desempeño dentro de los parámetros normales para tener las puertas abiertas en un montón de  ­
medios y eso hace que uno pueda manejarse con objetividad, respeto y la posibilidad de crecer en una profesión que nunca pensé que iba ejercer. También tuve la suerte de completar mis estudios primarios y secundarios que me permitieron tener un léxico apropiado para la función que estoy encarando.

-Hace poco asumiste como entrenador de Internacional de Villa Gobernador Gálvez. ¿Qué diferencias encontraste con tu vieja función de jugador?

-Muchas. La primera es que uno tiene que dejar muchas veces las pulsaciones de lado porque el jugador lo puede descargar en un campo de juego y el técnico no, sino que debe poner un manto frío a las cosas y tomar decisiones. Por suerte tuve la chance de arrancar en Rosarina, esto hace que uno pueda tener el margen de error necesario, que no existe prácticamente en el profesionalismo. Otro problema es que no uno está acostumbrado a que en su profesión fue un fórmula uno y por ahí trasladarlo a los más jóvenes, hace que yo tengo las cosas diseñadas en mi cabeza como fáciles y no todos tienen por ahí la misma suerte de tener la capacidad para después plasmarlo dentro de un campo. Por eso uno tiene la responsabilidad de que esos conceptos sean bien recibidos.

-¿Aspirás a tener una carrera como entrenador o lo tomás como un hobby a este desafío?

-No, el hobby que tengo es la pesca y la caza. Todo lo que uno encara con un objetivo tiene que ser tomado seriamente. Uno lo puede disfrutar y divertirse pero a la hora de trabajar hay que ser serio.


(Por Federico Aubets) Es difícil encontrar en el mundo del fútbol un protagonista que tenga la seguridad que expresa Federico Arias a través de sus palabras cuando hace referencia a sus modos de ver la vida y el deporte. Su experiencia en el fútbol internacional y su formación educativa le han aportado herramientas para hablar con conocimiento de aquellos temas que trascienden lo que sucede dentro del perímetro del campo de juego.

Federico Arias jugó en muchos equipos y vivió en varios países, pero una de las cuentas pendientes que tuvo como jugador fue no haber podido retirarse con la camisa de Rosario Central, el club de sus amores. “Siempre fue mi sueño, y aún teniendo edad para jugar, porque tengo 34 años, considero que estoy afuera del circuito futbolístico y mi aporte tendría que ser desde otro lado”, reflexionó Torpedo.

En Arroyito vivió buenos momentos y asimismo cosechó amistades. “Laureano Tombolini es el jugador con quien mejor relación tengo, también con Juan Pizzi, Luciano Figueroa y Paulo Ferrari”. También las tiene en el Parque Independencia: “El padrino de mi hijo  ­
Franco es Damián Manso, tengo contacto con Lucas Bernardi, Maxi Rodríguez, los hermanos Crosa, Iván Gabrich y Jorge Priotti”.

Sin embargo no todo es color de rosas en la vida del jugador: Arias explicó con precisión cómo asimiló su retiro del fútbol. Siempre supo quién era y de dónde venía, por eso ese proceso no fue tan traumático en su caso personal. Tan bien lo comprendió que hoy incursionó en el periodismo y está dando sus primeros pasos como entrenador en un equipo de la rosarina.

-¿Cómo es para un jugador de fútbol tomar la decisión de dejar la actividad?

-Es complicado. Cuando uno llega a la barrera de los 30 años va tratando de hacerse la cabeza de otra posible actividad. Es algo que se trabaja con psicólogos deportivos, se charla mucho en familia y se toma una decisión en los momentos en los que uno considera que todavía está en un buen momento y es mejor que uno termine dejando la carrera y no que ésta te termine pidiendo el retiro.

-¿Tenías ganas de dejar el fútbol o lo tuviste que hacer a duras penas?

-Yo considero que aún tenía mucho para dar porque me retiré a los 30 años y me quedaban cuatro o cinco años más seguro. Estaba jugando afuera del país y me vine para Argentina, la familia fue un factor que incidió mucho ya que mi familia vivía acá, incluidos mis hijos, y yo estaba viviendo solo afuera del país, por eso me radiqué de nuevo en la ciudad de Rosario.

-¿Es complicado salir de la vida de los hoteles y viajes y volver a la vida común de la calle?

-Nunca me puse el cartelito de futbolista o de tipo conocido. Al contrario, traté de mantener un perfil adecuado al nivel social donde uno se mueve. Obviamente el estar viajando mucho y tener contacto con gente muy importante del fútbol, hace que uno tenga acceso a distintas cosas, que no las tiene el común de la gente, pero tuve los pies sobre la tierra porque la vida continúa y el fútbol acaba. Siempre me moví de la misma manera y nunca crucé de vereda.

-Jugaste en muchos países como Inglaterra, Italia, Perú, Chile y Venezuela. ¿Qué cosas rescatás de tu paso por aquellas tierras?

-La experiencia cultural que me sirvió para manejarme en mi vida, el haber tenido la chance de haber jugado en tantos lugares, donde a nivel social, económico y político se viven cosas diferentes, uno va enriqueciendo ideas, sumando perfiles y eso es útil para que uno se forme para lo que viene después del fútbol, más allá de lo deportivo. Haber jugado la Premier League, la liga más vista del mundo, me sumó mucha experiencia y riqueza en lo deportivo. Yo a mi vida la considera bastante amplia para sólo quedarme con lo futbolístico.

-¿Cómo te sentís en esta nueva función de participar en programas televisivos y radiales?

-Muy cómodo, por el hecho de no haber estudiado periodismo. Creo que me desempeño dentro de los parámetros normales para tener las puertas abiertas en un montón de  ­
medios y eso hace que uno pueda manejarse con objetividad, respeto y la posibilidad de crecer en una profesión que nunca pensé que iba ejercer. También tuve la suerte de completar mis estudios primarios y secundarios que me permitieron tener un léxico apropiado para la función que estoy encarando.

-Hace poco asumiste como entrenador de Internacional de Villa Gobernador Gálvez. ¿Qué diferencias encontraste con tu vieja función de jugador?

-Muchas. La primera es que uno tiene que dejar muchas veces las pulsaciones de lado porque el jugador lo puede descargar en un campo de juego y el técnico no, sino que debe poner un manto frío a las cosas y tomar decisiones. Por suerte tuve la chance de arrancar en Rosarina, esto hace que uno pueda tener el margen de error necesario, que no existe prácticamente en el profesionalismo. Otro problema es que no uno está acostumbrado a que en su profesión fue un fórmula uno y por ahí trasladarlo a los más jóvenes, hace que yo tengo las cosas diseñadas en mi cabeza como fáciles y no todos tienen por ahí la misma suerte de tener la capacidad para después plasmarlo dentro de un campo. Por eso uno tiene la responsabilidad de que esos conceptos sean bien recibidos.

-¿Aspirás a tener una carrera como entrenador o lo tomás como un hobby a este desafío?

-No, el hobby que tengo es la pesca y la caza. Todo lo que uno encara con un objetivo tiene que ser tomado seriamente. Uno lo puede disfrutar y divertirse pero a la hora de trabajar hay que ser serio.


El club de los jóvenes


El Club Social y Deportivo El Luchador fue fundado el 1° de mayo de 1932 y se ubica en la calle Lima entre 3 de Febrero y 9 de Julio. Ahí es donde concurren la mayoría de los chicos y chicas del barrio La República, ya que toman a esta institución como su segunda casa. Estos jóvenes son los que sacaron a flote al club luego de la década del noventa y ahora se encargan de comandar al club para que siga creciendo cada vez un poco más. Su presidente, Juan Manuel Dezorsi, y una vocal, Lara Roncaglia, charlaron con Deporte Semanario y contaron como se encuentra la institución actualmente y compararon las diferencias que hay con respecto a años atrás.
 La nueva comisión directiva asumió el 1° de mayo de este año en el marco del 81 aniversario del club, en el cual se realizó una asamblea extraordinaria ordinaria y allí se decidió quienes llevarían las riendas del club. “Somos un grupo de trabajo que hace seis años estamos juntos y algunos se sumaron este año, el proceso que se puede ver es desde hoy hasta seis años atrás”, dijo Dezorsi.
El primer mandatario se refirió al pasado de la institución, e hizo hincapié en la década del noventa, ya que sostuvo que “los clubes quedaron golpeados, vacíos de contenido y personas, fue una década de mierda. El club abría sus puertas pero no había actividades ni participación. La mayor recuperación es eso, la participación, lo que lleva a una mayor inclusión en la política por parte de los jóvenes y también en lo deportivo”. Por su parte Lara Roncaglia comentó: “Voy desde que nací y el club en los noventa no cerró pero estaba agarrado por los privados y ahora con la nueva comisión de jóvenes hay muchas actividades, hay gente participando. Los chicos se apropian del club y en ese sentido ha mejorado con respecto a otros años. Sentimos que estamos encaminados”.
Dezorsi se refirió a que luego de una década de terror, los pibes que desde siempre encontraban en la institución un lugar de recreación, comenzaron a ocupar el espacio, a defenderlo, y comentó que hay que tener “sentido de pertenencia porque las cosas hay que hacerlas uno”.
Con respecto a la actualidad ambos integrantes de la comisión directiva sostuvieron que se encuentran en un “proceso de crecimiento”, ya que el club cuenta con 600 socios y 150 chicos haciendo deporte. Hay actividades artísticas, taller de guitarra, violín y viola (Roncaglia es la encargada). El mandamás sostuvo que “había que arreglar el club y ahora está repleto de actividades, y de esta manera se forman jóvenes que en el futuro van a ser los dirigentes del club”.
La vocal que se prestó a esta entrevista se ocupa del área de comunicación de la institución y comentó: “Estamos investigando porque es nuevo para nosotros. Probamos con algunas cosas, todavía no nos pudimos poner mucho pero conseguimos hacer un boletín mensual escrito, en el cual se ponen cosas que se hicieron en el mes. Además usamos Facebook y Twitter para difundir las actividades que se van haciendo”. Según cuenta la dirigente, las redes sociales se usan para que se conozca una peña o encuentro cultural que se realiza en el club. Por su lado, el presidente sostuvo que estos eventos se  realizan “cuando se necesita una moneda extra” y aparece la colaboración tanto de socios como no.
En el área deportiva el club cuenta con fútbol de salón masculino y femenino que se desempeña en la Rosarina. El voley está dividido en la sub 15 y la primera y además tiene taekwondo. Todo esto se sostiene por el pago de la cuota societaria del club, que con respecto a esto el presidente sostuvo que pagar 25 pesos por mes no es mucho, ya que creemos que debe ser un precio popular. 
Sin dudas que este es un club de de barrio que vive por y para los socios, y así uno puede ver como los chicos, a lo largo de su vida, se interesan cada vez más por la institución y que se convierta en un espacio donde la gente de los alrededores pueda encontrar su lugar ahí mismo, y crecer de una manera sana y para que cuando llegue el momento puedan comandar al club que tanto les brindó en su infancia y adolescencia. 

Lucas Fernández se está preparando con dureza


El boxeador rosarino dará el salto al profesionalismo tras haber
disputado treinta y cinco peleas amateur en peso mosca

(Por Darío Chiappello) El boxeador rosarino Lucas Fernández se prepara para debutar como profesional en la categoría mosca tras 35 peleas amatuer. El pugilista de 52 kilogramos y de una muy baja estatura ha estado preparándose arduamente en IMAD, ubicado en la calle Córdoba al 4700, para lo que será su primer combate en un nivel muy diferente en el cual se encontraba.
Para comenzar los entrenamientos generalmente todos los boxeadores arrancan saltando una cuerda por cierta cantidad de tiempo hasta lograr la entrada en calor. En el caso de Fernández se puede destacar una gran destreza para esto, en lo cual no sólo es capaz de cruzar la soga, levantar las rodillas o pasar la cuerda dos o tres veces en un salto, sino que su capacidad es impresionante ya que se lo pudo observar saltándola agachado o mientras salta da un giro de 180 grados y luego pasa la soga en sentido contrario. Parecería imposible que una persona pueda hacer eso pero todo se debe siempre a la práctica.
Una vez realizada la entrada en calor, continúa con ejercicios de movilidad en un cuadrilátero tirando golpes al aire y moviéndose como si estuviese combatiendo. Es necesario esto para la ubicación de cualquier peleador en un ring, ya que tiene que conocer las dimensiones del terreno de disputa.
Para continuar realiza trabajos de gimnasio con pesas, con las que ejercita para fortalecer las distintas partes de sus brazos, así como también sus piernas mediante sentadillas mientras sus brazos sostienen pesas. Con esto va mejorando cada vez más la resistencia.
Luego vienen los ejercicios de fuerza y potencia, que son muy necesarios porque en la categoría mosca sus combatientes no suelen tener mucha fuerza, a diferencia de otras de mayor peso. Por esto realiza ejercicios como levantar un garrote de mucho peso con sus brazos, los pasa por el costado de su cuerpo levantándolo a cierta altura y luego lo estrella con toda su fuerza contra un neumático, donde dependiendo del tamaño del impacto mayor será el ruido que ocasione. Otra forma de entrenarse es con una pelota de goma, que lanza contra una bolsa utilizando la fuerza de sus brazos, pero estos tienen que estar delante de su cuerpo.
Más adelante continúa con ejercicios para la velocidad en sus piernas. Para esto hace diferentes ejercicios como desplazarse lateralmente con las rodillas arriba por sobre unos cuadrados de una tela dura y color rojo que posee los espacios en la parte interior de los cuadrados. También lo hace saltando con sus pies hacia afuera de estos y luego hacia dentro como si estuviese jugando a la rayuela.
Una vez terminados los trabajos de gimnasio llega el momento de ponerse los guantines sobre sus manos previamente vendadas para ir contra una bolsa que está colocada horizontalmente. En ésta se concentrará en algunos rounds de tres minutos para entrenar golpes como el uppercut o el cross, así como los esquives mediante la flexión de las rodillas, que es vital para evadir golpes.
Después continúa sus asaltos de tres minutos en una bolsa normal que se ubica verticalmente. En esta se entrena la parte técnica de los golpes y la movilidad que tiene sobre la bolsa, ya que ésta ocupa el lugar del contrincante y es por eso que se lo toma con suma importancia.
Una vez finalizados los ejercicios en la bolsa Fernández vuelve a tomar su lugar dentro del ring para realizar ejercicios con focos. Estos son una especie de plantilla o almohadilla tejida de un cuero resistente, que son sostenidos por otra persona y sobre los que el pugilista realiza distintas combinaciones mediante golpes, esquives y movilidad dentro del ring.
Sobre el cierre del entrenamiento realiza abdominales pero de una manera más compleja que con su método normal y estas poseen muchas vairantes para su realización. Y para finalizar, lo que todo competidor de este deporte debe realizar sí o sí es el combate contra un sparring para preparar su combate. Cabe destacar que en el entrenamiento este boxeador demostró tener una gran capacidad tanto desde lo técnico como en lo físico, lo cual demuestra que sobresale en este deporte.

Un pueblo bien futbolero


(Por Bruno Ferrara) Santa Lucía es un pueblo ubicado a 30 kilómetros de la ciudad de San Pedro. Según el último censo, no supera los 7 mil habitantes. Sus orígenes son típicos de aquellas poblaciones que surgen a partir de una estación de ferrocarril, a fin de servir de alojamiento a los trabajadores ferroviarios en una de las cuantas escalas que realizaba aquel tren Belgrano (hoy sin actividad). A lo largo de toda esa historia, el fútbol siempre fue uno de los entretenimientos más importantes y necesarios para la comunidad.
Con un plantel formado por las primeras familias asentadas en el pueblo y bajo el nombre hereditario de Club Deportivo Central Córdoba (como una de las tantas sucursales que dejó el ferrocarril) se conformó el primer equipo oficial de Santa Lucía allá por el año 1905. Después de varios años en los que hubo campeonatos, amistosos con equipos de Primera División, descensos, declaraciones de quiebra y demás sensaciones, a casi 110 años de su fundación, esta noble  ­institución sigue moviendo multitudes y se puede decir que el deporte se ha vuelto en una especie de motor de la localidad.
Hubo un hecho que marcó para siempre el sentido de la última frase y el sentir del pueblo santalucense: el día que el fútbol se detuvo. Una mala dirigencia endeudó al club a tal punto que la cifra se volvió insostenible para seguir compitiendo en la liga zonal. Fue así que la pelota cayó en la huerta de aquel vecino que sin piedad despedaza a cuchillazos el esférico para la tristeza de un grupo de niños, en este caso el pueblo. Esto generó en primer lugar la fuga de juveniles y jugadores propios de las categorías más altas a equipos de zonas aledañas. El factor de la distancia para jugar competitivamente alejó a muchos jóvenes del deporte.
Pero lo más doloroso aún fue la falta de fútbol en el pueblo, las actividad dominguera del santalucense tipo, que pasó de estar pensando toda la semana en el partido siguiente para ir a la cancha. Así pasaron cinco largos años en donde la monotonía de los fines de semana se volvió abrumadora, no existía ningún entretenimiento a nivel deportivo, salvo los pocos campeonatos por dinero que pocas veces se organizaban.
Pero a principios de 2012 gracias a un grupo de jóvenes emprendedores bajo el slogan de “El Lobo vuelve”, con mucha iniciativa a fuerza de rifas, esfuerzo monetario propio y la disposición de la gente de Santa Lucía para todas las ideas que se propusieron (cenas, eventos, cuotas de socio elevadas, etc), se soñaba con la vuelta del fútbol a la localidad. Sueño que se consumó en marzo de ese mismo año. Quienes allí habitan conocen la expectativa y el furor con la que se vivieron las semanas previas al debut en la vuelta que, casualidad mediante, estaba pactada contra General San Martín de Pérez Millán (ciudad ubicada a 18 kilómetros) el rival de toda la vida, con quienes protagonizaron los clásicos más calientes de la Liga Sanpedrina.
Las redes sociales explotaron, las remeras y utilería que se vendían se agotaron y por sobre todas las cosas el pueblo volvió a vivir ese folclore, el de las cargadas a jugadores amigos o conocidos, el de recordar viejos “cantitos”, el de organizar cómo viajar para alentar de visitante, el de la alegría dominguera que brinda una victoria del pueblo, que varios estaban olvidando.
La vuelta fue una fiesta: victoria ante el clásico rival en El Bosque (como se apoda a la cancha de Central Córdoba), alrededor de 1200 almas locales colgadas del alambrado y un festejo a modo de desahogo que varios viejos sabios compararon con la obtención de cualquier título logrado.
Atrás quedaron los domingos aburridos, River y Boca pasaron a estar en un segundo plano. Durante los tres campeonatos siguientes, hasta la actualidad, se puede decir que Santa Lucía entero se movilizó a todas las canchas donde su equipo representativo jugó. Tal vez queriendo dejar en claro lo importante que es el fútbol para la comunidad y demostrando que hay algo además de once tipos corriendo detrás de una pelota.

Malarczuk: "Estrategia, físico y técnica"

(Por Matías Magán) Martín Malarczuk, de 23 años, nació en la ciudad de Apóstoles, Misiones, y forma parte del equipo nacional de esquí acuático. Junto a su familia tiene un lago artificial donde es profesor y al mismo tiempo se entrena al máximo para las competencias. Es el presente y futuro de este deporte, donde se destaca en la disciplina slalom.

- ¿A qué edad arrancaste con el esquí acuático?
- Empecé a los 7 años en el Río Paraná, en Ituzaingó, donde teníamos una casa. Ahí arranqué recreatiamente, jugábamos, también hice un poco de wakeboard. A los 14 años fui a tomar una clase con Jordi Renosto. Jorge, su padre, tiene una escuela de esquí hace 42 años. En ese momento tuve una lesión en la rodilla y no podía hacer wakeboard entonces arranqué con el slalom. Una semana después hubo un torneo en Buenos Aires, en el Río San Antonio y me fue demasiado bien, gané el primer torneo en el que participé.

- ¿Esto del esquí viene de herencia familiar o te gustó mucho y decidiste competir?
- Mi papá esquíaba desde joven con sus amigos y primos, solían hacerlo en el arroyo Chimiray, en Ituzaingó, o hasta en Itaibaté. En ese momento los esquíes eran de madera, y justamente Jorge Renosto tenía una fábrica. Ahí fue por un lado que hice el contacto para arrancar.

- ¿Cómo definirías a esta disciplina?
- Es una disciplina muy técnica, en sus tres variantes, slalom, figuras y saltos. Mi fuerte y al que más tiempo le dedico es el slalom. Hay que estar muy bien físicamente ya que en los torneos estas 6 o 7 minutos en competencia de máximo rendimiento. Requiere mucha estrategia, mucho físico y sobre todo técnica.

- Y tu fuerte, el slalom, ¿en qué consiste exactamente?
- Es en una cancha que tiene seis boyas, es una cancha simétrica, que de los dos lados ida y vuelta es igual, la lancha va por el medio. De la barra a la boya hay 11 metros y medio. Tenés que pasar las 6 boyas con un determinado corte de soga, el primero es de 14 metros. Cuando la lancha para te acortan la soga y cada vez se va haciendo más difícil. La lancha siempre va a la misma velocidad, 58 km/h, y ahí hasta que te caigas o erres una boya, esa es la marca que hiciste

- En el 2011 lograste una meta muy importante, consagrarte campeón en la categoría Open.
- Sí, la verdad que fue un logro muy importante. Desde que había arrancado el deporte en Argentina sólo lo habían ganado dos argentinos. Siempre eran Jordi (Renosto) o Javier Julio. Por eso, aparte del logro personal, fue inolvidable, sobre todo para la historia del esquí misionero.

- ¿Por qué se necesita un lago? ¿Es imprescindible o también puede hacerse en aguas abiertas?
- Es complicado hacerlo en aguas abiertas ya que el lago está fabricado especialmente para el deporte, o sea es como una pileta olímpica. Está hecho con las costas para que no haga rebote. Las condiciones de seguridad están armadas especialmente para la disciplina, tiene árboles alrededor para el viento. En el río es muy complicado, es un lugar público, hay lanchas dando vueltas, tenés corriente. El lago es un lugar cerrado y tenés la seguridad de que nadie te va a tocar nada.
- El Panamericano de Guadalajara fue de las experiencias más importantes que tuviste, ¿qué recuerdo tenés?
- Fue un antes y un después, sobre todo el año 2011, la previa a los Juegos, fue todo una suma de cosas. El Panamericano fue fuerte, fui el único misionero que participaba y los días anteriores eran llamadas todo el día, notas, la presión la sentía mucho. Estar en el muelle esperando el turno fue de lo más fuerte que me pasó, alrededor de seis mil personas mirando, el lago completo de gente a la redonda, tribunas, los periodistas. Todo lo que me pasó en ese mes lo escribí, así que cada vez que tengo un tiempo lo leo y todavía no puedo creer lo bien que la pasé. Fue una experiencia inolvidable.