lunes, 26 de agosto de 2013

El hombre de los desafíos


(Por Federico Aubets) Es difícil encontrar en el mundo del fútbol un protagonista que tenga la seguridad que expresa Federico Arias a través de sus palabras cuando hace referencia a sus modos de ver la vida y el deporte. Su experiencia en el fútbol internacional y su formación educativa le han aportado herramientas para hablar con conocimiento de aquellos temas que trascienden lo que sucede dentro del perímetro del campo de juego.

Federico Arias jugó en muchos equipos y vivió en varios países, pero una de las cuentas pendientes que tuvo como jugador fue no haber podido retirarse con la camisa de Rosario Central, el club de sus amores. “Siempre fue mi sueño, y aún teniendo edad para jugar, porque tengo 34 años, considero que estoy afuera del circuito futbolístico y mi aporte tendría que ser desde otro lado”, reflexionó Torpedo.

En Arroyito vivió buenos momentos y asimismo cosechó amistades. “Laureano Tombolini es el jugador con quien mejor relación tengo, también con Juan Pizzi, Luciano Figueroa y Paulo Ferrari”. También las tiene en el Parque Independencia: “El padrino de mi hijo  ­
Franco es Damián Manso, tengo contacto con Lucas Bernardi, Maxi Rodríguez, los hermanos Crosa, Iván Gabrich y Jorge Priotti”.

Sin embargo no todo es color de rosas en la vida del jugador: Arias explicó con precisión cómo asimiló su retiro del fútbol. Siempre supo quién era y de dónde venía, por eso ese proceso no fue tan traumático en su caso personal. Tan bien lo comprendió que hoy incursionó en el periodismo y está dando sus primeros pasos como entrenador en un equipo de la rosarina.

-¿Cómo es para un jugador de fútbol tomar la decisión de dejar la actividad?

-Es complicado. Cuando uno llega a la barrera de los 30 años va tratando de hacerse la cabeza de otra posible actividad. Es algo que se trabaja con psicólogos deportivos, se charla mucho en familia y se toma una decisión en los momentos en los que uno considera que todavía está en un buen momento y es mejor que uno termine dejando la carrera y no que ésta te termine pidiendo el retiro.

-¿Tenías ganas de dejar el fútbol o lo tuviste que hacer a duras penas?

-Yo considero que aún tenía mucho para dar porque me retiré a los 30 años y me quedaban cuatro o cinco años más seguro. Estaba jugando afuera del país y me vine para Argentina, la familia fue un factor que incidió mucho ya que mi familia vivía acá, incluidos mis hijos, y yo estaba viviendo solo afuera del país, por eso me radiqué de nuevo en la ciudad de Rosario.

-¿Es complicado salir de la vida de los hoteles y viajes y volver a la vida común de la calle?

-Nunca me puse el cartelito de futbolista o de tipo conocido. Al contrario, traté de mantener un perfil adecuado al nivel social donde uno se mueve. Obviamente el estar viajando mucho y tener contacto con gente muy importante del fútbol, hace que uno tenga acceso a distintas cosas, que no las tiene el común de la gente, pero tuve los pies sobre la tierra porque la vida continúa y el fútbol acaba. Siempre me moví de la misma manera y nunca crucé de vereda.

-Jugaste en muchos países como Inglaterra, Italia, Perú, Chile y Venezuela. ¿Qué cosas rescatás de tu paso por aquellas tierras?

-La experiencia cultural que me sirvió para manejarme en mi vida, el haber tenido la chance de haber jugado en tantos lugares, donde a nivel social, económico y político se viven cosas diferentes, uno va enriqueciendo ideas, sumando perfiles y eso es útil para que uno se forme para lo que viene después del fútbol, más allá de lo deportivo. Haber jugado la Premier League, la liga más vista del mundo, me sumó mucha experiencia y riqueza en lo deportivo. Yo a mi vida la considera bastante amplia para sólo quedarme con lo futbolístico.

-¿Cómo te sentís en esta nueva función de participar en programas televisivos y radiales?

-Muy cómodo, por el hecho de no haber estudiado periodismo. Creo que me desempeño dentro de los parámetros normales para tener las puertas abiertas en un montón de  ­
medios y eso hace que uno pueda manejarse con objetividad, respeto y la posibilidad de crecer en una profesión que nunca pensé que iba ejercer. También tuve la suerte de completar mis estudios primarios y secundarios que me permitieron tener un léxico apropiado para la función que estoy encarando.

-Hace poco asumiste como entrenador de Internacional de Villa Gobernador Gálvez. ¿Qué diferencias encontraste con tu vieja función de jugador?

-Muchas. La primera es que uno tiene que dejar muchas veces las pulsaciones de lado porque el jugador lo puede descargar en un campo de juego y el técnico no, sino que debe poner un manto frío a las cosas y tomar decisiones. Por suerte tuve la chance de arrancar en Rosarina, esto hace que uno pueda tener el margen de error necesario, que no existe prácticamente en el profesionalismo. Otro problema es que no uno está acostumbrado a que en su profesión fue un fórmula uno y por ahí trasladarlo a los más jóvenes, hace que yo tengo las cosas diseñadas en mi cabeza como fáciles y no todos tienen por ahí la misma suerte de tener la capacidad para después plasmarlo dentro de un campo. Por eso uno tiene la responsabilidad de que esos conceptos sean bien recibidos.

-¿Aspirás a tener una carrera como entrenador o lo tomás como un hobby a este desafío?

-No, el hobby que tengo es la pesca y la caza. Todo lo que uno encara con un objetivo tiene que ser tomado seriamente. Uno lo puede disfrutar y divertirse pero a la hora de trabajar hay que ser serio.


(Por Federico Aubets) Es difícil encontrar en el mundo del fútbol un protagonista que tenga la seguridad que expresa Federico Arias a través de sus palabras cuando hace referencia a sus modos de ver la vida y el deporte. Su experiencia en el fútbol internacional y su formación educativa le han aportado herramientas para hablar con conocimiento de aquellos temas que trascienden lo que sucede dentro del perímetro del campo de juego.

Federico Arias jugó en muchos equipos y vivió en varios países, pero una de las cuentas pendientes que tuvo como jugador fue no haber podido retirarse con la camisa de Rosario Central, el club de sus amores. “Siempre fue mi sueño, y aún teniendo edad para jugar, porque tengo 34 años, considero que estoy afuera del circuito futbolístico y mi aporte tendría que ser desde otro lado”, reflexionó Torpedo.

En Arroyito vivió buenos momentos y asimismo cosechó amistades. “Laureano Tombolini es el jugador con quien mejor relación tengo, también con Juan Pizzi, Luciano Figueroa y Paulo Ferrari”. También las tiene en el Parque Independencia: “El padrino de mi hijo  ­
Franco es Damián Manso, tengo contacto con Lucas Bernardi, Maxi Rodríguez, los hermanos Crosa, Iván Gabrich y Jorge Priotti”.

Sin embargo no todo es color de rosas en la vida del jugador: Arias explicó con precisión cómo asimiló su retiro del fútbol. Siempre supo quién era y de dónde venía, por eso ese proceso no fue tan traumático en su caso personal. Tan bien lo comprendió que hoy incursionó en el periodismo y está dando sus primeros pasos como entrenador en un equipo de la rosarina.

-¿Cómo es para un jugador de fútbol tomar la decisión de dejar la actividad?

-Es complicado. Cuando uno llega a la barrera de los 30 años va tratando de hacerse la cabeza de otra posible actividad. Es algo que se trabaja con psicólogos deportivos, se charla mucho en familia y se toma una decisión en los momentos en los que uno considera que todavía está en un buen momento y es mejor que uno termine dejando la carrera y no que ésta te termine pidiendo el retiro.

-¿Tenías ganas de dejar el fútbol o lo tuviste que hacer a duras penas?

-Yo considero que aún tenía mucho para dar porque me retiré a los 30 años y me quedaban cuatro o cinco años más seguro. Estaba jugando afuera del país y me vine para Argentina, la familia fue un factor que incidió mucho ya que mi familia vivía acá, incluidos mis hijos, y yo estaba viviendo solo afuera del país, por eso me radiqué de nuevo en la ciudad de Rosario.

-¿Es complicado salir de la vida de los hoteles y viajes y volver a la vida común de la calle?

-Nunca me puse el cartelito de futbolista o de tipo conocido. Al contrario, traté de mantener un perfil adecuado al nivel social donde uno se mueve. Obviamente el estar viajando mucho y tener contacto con gente muy importante del fútbol, hace que uno tenga acceso a distintas cosas, que no las tiene el común de la gente, pero tuve los pies sobre la tierra porque la vida continúa y el fútbol acaba. Siempre me moví de la misma manera y nunca crucé de vereda.

-Jugaste en muchos países como Inglaterra, Italia, Perú, Chile y Venezuela. ¿Qué cosas rescatás de tu paso por aquellas tierras?

-La experiencia cultural que me sirvió para manejarme en mi vida, el haber tenido la chance de haber jugado en tantos lugares, donde a nivel social, económico y político se viven cosas diferentes, uno va enriqueciendo ideas, sumando perfiles y eso es útil para que uno se forme para lo que viene después del fútbol, más allá de lo deportivo. Haber jugado la Premier League, la liga más vista del mundo, me sumó mucha experiencia y riqueza en lo deportivo. Yo a mi vida la considera bastante amplia para sólo quedarme con lo futbolístico.

-¿Cómo te sentís en esta nueva función de participar en programas televisivos y radiales?

-Muy cómodo, por el hecho de no haber estudiado periodismo. Creo que me desempeño dentro de los parámetros normales para tener las puertas abiertas en un montón de  ­
medios y eso hace que uno pueda manejarse con objetividad, respeto y la posibilidad de crecer en una profesión que nunca pensé que iba ejercer. También tuve la suerte de completar mis estudios primarios y secundarios que me permitieron tener un léxico apropiado para la función que estoy encarando.

-Hace poco asumiste como entrenador de Internacional de Villa Gobernador Gálvez. ¿Qué diferencias encontraste con tu vieja función de jugador?

-Muchas. La primera es que uno tiene que dejar muchas veces las pulsaciones de lado porque el jugador lo puede descargar en un campo de juego y el técnico no, sino que debe poner un manto frío a las cosas y tomar decisiones. Por suerte tuve la chance de arrancar en Rosarina, esto hace que uno pueda tener el margen de error necesario, que no existe prácticamente en el profesionalismo. Otro problema es que no uno está acostumbrado a que en su profesión fue un fórmula uno y por ahí trasladarlo a los más jóvenes, hace que yo tengo las cosas diseñadas en mi cabeza como fáciles y no todos tienen por ahí la misma suerte de tener la capacidad para después plasmarlo dentro de un campo. Por eso uno tiene la responsabilidad de que esos conceptos sean bien recibidos.

-¿Aspirás a tener una carrera como entrenador o lo tomás como un hobby a este desafío?

-No, el hobby que tengo es la pesca y la caza. Todo lo que uno encara con un objetivo tiene que ser tomado seriamente. Uno lo puede disfrutar y divertirse pero a la hora de trabajar hay que ser serio.


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