Federico Pignolo es un joven que tuvo la chance de probarse en un club de Sudáfrica y deduce que la diferencia con Argentina es abismal
Por Germán Casagrande
Federico Pignolo es un joven deportista que se desempeña como jugador de rugby en una institución de la ciudad y tuvo la extraordinaria posibilidad de probarse en un equipo de mucha jerarquía de uno de los países más poderosos en materia de esta disciplina. Al respecto, el jugador contó cómo fue esa experiencia única que le tocó disfrutar a principios de este año, además de repasar su vida en torno a este deporte.
“Viajamos con todo el plantel de Logaritmo para hacer una gira por algunas ciudades de Sudáfrica y tuve la oportunidad de probarme en el Hamilton Rugby Club, una institución muy importante de allá”, expresó Pignolo. Y agregó: “Estuve entrenando, jugando partidos, pero lamentablemente no quedé”. En la actualidad, el juvenil alterna entre Reserva y primer equipo de la institución de Rosario y, a pesar de no haber sido seleccionado, se sintió feliz con esa posibilidad que le dieron y considera que esa vivencia le sirvió mucho como aprendizaje en lo personal.
En relación al comienzo de su amor por la ovalada, Pignolo manifestó que arrancó a los seis años en un equipo de la provincia de Chaco, en donde el papá de un amigo era el entrenador y lo invitaba a pasar por el club para conocer más chicos y divertirse. “Al principio iba porque mi papá me obligaba, pero después me empezó a gustar y por eso fue que cuando llegué a Rosario seguí practicándolo”, relató. “La verdad es que no lo elegí, sino que fui probando deportes hasta llegar al rugby y fue donde me quedé”, señalo.
A continuación, el juvenil da a conocer más de su vida en torno a la ovalada y detalla cómo fue su viaje a Sudáfrica, uno de los países más poderosos en lo deportivo y, por lo tanto, con mucha tecnología aplicada en la preparación de jugadores, algo todavía ausente en Argentina para desarrollar su máximo potencial. “Faltaría que se haga más popular y que el gobierno le dé más importancia al rugby”, sentenció Pignolo
-¿Qué diferencias notaste entre las herramientas de entrenamiento de Sudáfrica, a las que tenemos en Argentina o en Rosario?
-Es mucha la diferencia. No se puede comparar. El rugby allá es como el fútbol acá. Adonde vayas hay chicos con una pelota de rugby, dándose pases o jugando una tocata. Las escuelas tienen como actividad física el rugby y para los hombres es obligatorio, mientras que acá, con suerte, en algunas escuelas está la opción de practicarlo. Es un país donde el rugby les apasiona y muchos viven de eso ya que en Sudáfrica no es amateur, a los jugadores del plantel superior de cada club se les paga, mientras que en Argentina no es así, ni siquiera en la Selección Nacional.
-¿Argentina está a la altura de igualar las avanzadas herramientas que hay en otros países de primer nivel? En caso de que no sea así, ¿qué le faltaría?
-Siendo sincero, no están ni cerca. En Rosario es todo a pulmón y con corazón, por el sentimiento que uno le tiene al rugby o al club donde juega, en cambio en Sudáfrica u otros países de primer nivel es un estilo de vida. Conocí chicos que viven del rugby, que se entrenan todo el día y buscan mejorar para poder avanzar en el deporte. Acá, hasta los jugadores de Primera hacen algo más además del rugby, estudian o trabajan. Faltaría que se haga más popular y que el gobierno le dé más importancia.
-Retomando con tu carrera, ¿cómo veía tu familia, tu madre más que nada, esto de jugar al rugby teniendo en cuenta los golpes y dolores que podrías sufrir?
-Mi papá estaba de acuerdo ya que le gustaba que esté con otros chicos divirtiéndome y haciendo nuevas amistades. Cuando comencé a jugar, mi mamá no estaba preocupada porque el juego que teníamos era muy tranquilo y casi no había dolores, pero a medida que fue pasando el tiempo y los golpes se hacían más duros, ella me decía que me cuidara y que vuelva sano a casa. Una sola vez trató que dejara y no hubo chance que sucediera, porque ya tenía un grupo de amigos armado donde nos conocíamos bien y encima el deporte me gustaba. Estaba cómodo en el club.
-¿Recordás algún golpe o una lesión importante?
-¿Si recuerdo algún golpe? Me lesioné varias veces. Me quebré el cúbito de cada mano, el radio en la mano derecha, tuve doble fractura de tibia y peroné, me quebré la clavícula derecha, un golpe fuerte en el cuello que por tres semanas usé cuello ortopédico, me desgarré el cuádriceps derecho y muchas lesiones menores.
-¿Se te hizo complicado esto de tener que ir a entrenar y también estudiar?
-Al principio no tanto. El primer año de la facultad estaba en juveniles y el horario de las prácticas era más temprano y no se llegaba tan tarde a casa, pero hoy en día se complicó un poco más. Los entrenamientos empiezan a las nueve de la noche y terminan a las once. Si bien no ocupa tiempo de la tarde, me termino acostando a la una de la madrugada y al otro día hay que levantarse temprano, pero es un esfuerzo que uno hace por el club que ama y por el deporte que le gusta.
-¿Cómo te definís como jugador, cuáles son tus cualidades?
-No me gusta calificarme a mí mismo, pero muchos dicen que soy un jugador regular, sin altibajos, que cumplo con lo que se me pide. En cuanto a mis cualidades, me considero un buen pateador, que nunca baja los brazos
-¿Cómo sentís que te está yendo en el club? ¿Estás conforme con tu desempeño?
-Estoy conforme con mi desempeño, aunque siempre se puede estar mejor. Por más que sea mi primer año en plantel superior, estoy de titular en la Reserva del club y algunas veces he estado entre los suplentes en la Primera. Espero poder seguir creciendo como jugador y como persona a medida que pase el tiempo en este plantel.
-¿Alguna vez pensaste en dejar el rugby?
-Muchas veces lo pienso. Hace poco se me pasó por la cabeza porque la carrera que hago me demanda mucho en el cursado, además del tiempo de estudio que tengo que dedicarle, y el rugby ocupa mucho tiempo de mi día cotidiano. Pero después lo pienso bien y no quiero dejar, por el grupo compañeros que tengo, por el club que ya lo quiero como si fuese mío y por el deporte en sí.
Como lo mencionó anteriormente, Pignolo no baja los brazos y seguirá entrenándose para conseguir más logros personales y continuar creciendo como profesional en esta disciplina. “El sábado pasado cumplimos el objetivo de clasificarnos entre los ocho primeros del Torneo Regional, en el que hacía diez años que no nos sucedía”, reveló. Y a pesar que anhela llegar alguna vez a Los Pumas, su verdadera meta está más al alcance de sus manos, aunque sabe que deberá esforzarse para conseguirlo. “Mi ilusión es que dentro de unos años siga jugando en la primera de mi club con mis amigos y juntos podamos salir campeones”, concluyó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario